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The Prestige




"Every great magic trick consists of three parts or acts. The first part is called "The Pledge". The magician shows you something ordinary: a deck of cards, a bird or a man. He shows you this object. Perhaps he asks you to inspect it to see if it is indeed real, unaltered, normal. But of course... it probably isn't.
The second act is called "The Turn". The magician takes the ordinary something and makes it do something extraordinary. Now you're looking for the secret... but you won't find it, because of course you're not really looking. You don't really want to know. You want to be fooled. But you wouldn't clap yet. Because making something disappear isn't enough; you have to bring it back. That's why every magic trick has a third act, the hardest part, the part we call "The Prestige"."


Ayer me reencontré con esta joya del cine comercial, una de mis películas favoritas sin duda alguna. La verdad es que no me gustó Memento, pero Batman Begins y The Dark Knight las llevo en el corazón, como buena ñoña.

The Prestige tiene todo lo que me gusta, una estética victoriana, oscura, Hugh Jackman y Christian Bale, un Michael Caine que nunca deja de ser genial, ¡y hasta a David Bowie haciendo del mismísimo Nikola Tesla! Si Eddison no hubiese interferido, seguramente estaríamos todos en un mundo mejor con los sistemas de Tesla, pero bueno, eso es otro tema.

Adoro como la película en sí es un truco de magia, con sus tres partes incluídas. Su mismo conflicto es su motor narrativo y visual, estando siempre estrechamente ligados. Lo que vemos, lo que percibimos y lo que se pretendía van de la mano desarrollándose como el Gran Truco, convirtiendo la pantalla (o el televisor) y nuestro sofá en un teatro donde hasta el más escéptico espera ser, por alguna vez, asombrado.

El Gran Truco (como es su título en éste lado del mundo) nos devuelve el asombro, la magie en el mundo gris, porque esa magia es propia de este mundo de concreto y no es algo que se salga delo cotidiano, es extraordinario por esa cualidad, por estar siempre presente en todos nosotros, latente, porque todos queremos ser asombrados, por más que digamos que encontramos el "truco", adoramos el engaño.

Espero que Cristopher Nolan vuelva a encantarnos con alguna otra pieza cinematográfica que me sea tan "eye candy" como ésta.

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